- Mario Reyes Flores
Evaluar con enfoque formativo: cómo hacer una realimentación

La realimentación (también conocida como devolución, retroalimentación u orientación) es el componente de la evaluación que evidencia el vínculo entre los procesos de enseñanza y aprendizaje, pues permite explicitar el nivel de avance en los logros de los alumnos, y con ello constatar la pertinencia de los métodos, estrategias y recursos utilizados en tales procesos. De esta forma, los resultados de las evaluaciones se convierten en punto de partida para seguir atendiendo eficaz y puntualmente las necesidades educativas.
Cómo es una realimentación formativa
La realimentación se vuelve formativa, pertinente y relevante, toda vez que, de manera cíclica, se constituye en un nuevo punto de partida para hacer los ajustes pertinentes en los métodos, estrategias y recursos de la enseñanza, para un mejor logro del aprendizaje.
Una realimentación formativa:
Considera aspectos cognitivos y psicoemocionales de los alumnos.
Está presente en cada una de las evaluaciones, ya que es sistemática.
Analiza el pasado, para obtener mejores resultados en el futuro.
Orienta sobre cómo superar dificultades y equivocaciones.
Es descriptiva, clara y comprensible.
Favorece la motivación para aprender.
Incrementa la autoestima y la confianza.
Reafirma en el alumno su autoconcepto de aprendiz capaz y exitoso.
Qué contiene una realimentación formativa
En cuanto al contenido puntual de cada realimentación, este debe constituirse a partir del conocimiento que se tenga del grupo. Cuanto mayor sea este conocimiento, más congruente será la realimentación con las características y necesidades de aprendizaje de los alumnos.
De manera general, el contenido de una realimentación formativa debe:
Valorar el logro del alumno.
Establecer la brecha entre el aprendizaje logrado y el esperado.
Recordar al alumno el proceso que llevó a cabo para aprender.
Proporcionar pautas para que el alumno analice su proceso de aprendizaje.
Proponer acuerdos y orientaciones para mejorar el aprendizaje.
Cómo organizar las orientaciones de la realimentación
Rebeca Anijovich aconseja organizar las orientaciones y los acuerdos de la realimentación en tres apartados, para que los alumnos tengan claridad sobre qué es lo que sigue y cómo pueden alcanzarlo.
Qué seguir haciendo. Estrategias de aprendizaje que han contribuido a conseguir avances.
Qué empezar a hacer. Estrategias que no se han intentado y que son adecuadas para la meta de aprendizaje.
Qué dejar de hacer. Estrategias que no han contribuido al aprendizaje, por ser inadecuadas o haberse realizado en forma errónea.
Al discernir entre lo que está funcionando por ser viable y pertinente, y aquello que resulta inadecuado para un aprendizaje en particular, los alumnos no solo desarrollarán habilidades, sino que también irán formando un criterio para saber en qué situaciones utilizarlas, y de este modo serán cada vez más autónomos y capaces de responsabilizarse de sus aprendizajes.
Sugerencias para realimentar
Partir de las metas de aprendizaje y los criterios de evaluación.
Incluir en la planeación para asignar el tiempo adecuado.
Expresarse con respeto y amabilidad.
Brindar oportunamente para generar nuevas oportunidades de aprendizaje.
Crear un clima de confianza (no punitivo), con el que el alumno se sienta cómodo.
Comenzar mencionando los aspectos positivos.
Profundizar en las causas del resultado obtenido.
Propiciar ocasiones para que los alumnos identifiquen por sí mismos sus fortalezas y áreas de oportunidad.
Identificar y rescatar lo más significativo para la mejora del aprendizaje.
Expresar con claridad lo que se espera conseguir en lo sucesivo.
Editado de
SUBSECRETARÍA DE EDUCACIÓN BÁSICA (2018). Evaluar con enfoque formativo: La importancia de la realimentación. Ciudad de México. SEP.
Referencias
ANIJOVICH, R. (como se citó en SEB, 2018).